por Vito Amalfitano
Desde Moscú, Rusia
El estadio de Spartak es imponente como el monumento a Espartaco en su entrada, de 24 metros de altura. Pero también es el más cálido del Mundial. Todo está tan concentrado, que el centro de prensa queda demasiado chico para la demanda de un Colombia – Inglaterra de octavos y hay que escribir en el piso.
La calidez, la cercanía, los sonidos, se sienten más cerca también en la propia cancha. Nunca la prensa argentina tuvo pupitres tan próximos al propio campo de juego. A la LA CAPITAL le tocó nada menos que la primera fila en este partido, a dos metros, literalmente, de José Pekerman.
Llaman la atención los zapatos de José. ¿Son zapatos o zapatillas? Brillantes, impecables, azules con suela blanca, hacen juego con el ambo, bien moderno y europeo. Néstor Lorenzo y el “Cucho” Cambiasso visten igual.
Mirenlo al tachero. Está ahí nomas, a dos metros de este lugar, pero en el centro de la escena, vestido a la europea, en un Copa del Mundo, pero como el máximo experto en esto. Pekerman es el DT con más partidos en mundiales sumando torneos FIFA ecuménicos de juveniles y mayores.
Se podrán decir muchas cosas de Don Julio, pero ¿qué visión no?. Aceptó el proyecto que un día le alcanzó ese tachero, y no solo que le cambió la vida, lo sacó del taxi y lo trajo hasta acá, sino que además le dio al fútbol argentino el último proyecto serio de seleccionados juveniles con futuro para la mayor.
Justamente la generación que se está extinguiendo es la de José. El debió haber llegado al frente hasta el final. Probablemente eso le hubiera sacado el peso que arrastró Messi en todo este tiempo, porque el conductor hubiera seguido siendo Riquelme. Paradojicamente, la condena de José en la Selección fue sacarlo a Román en ese partido ante Alemania que Argentina tenía bajo su suela.
Los mundiales casi nunca te perdonan un error. Sampaoli cometió mil y tuvo varias revanchas en la misma Copa del Mundo. Eso no se da muy seguido. Bielsa cometió algunos fatales, se volvió en primera ronda, conocimos un país en un Mundial de dos, pero igual tuvo segunda oportunidad y se quedó sin energía. José hizo ese cambio que todavía no se explica y chau.
Don Julio no le dio revancha como a otros, se interrumpió el proyecto. Pero por Don Julio ese proyecto salió a la luz. Vaya si era buena la carpeta que le llevó el tachero, vaya si tenía conocimientos futbolísticos que hoy está acá todavía acá, a dos metros, en Rusia, vestido a la europea, como el Señor Mundial, el DT de más partidos en torneos ecuménicos FIFA entre juveniles y mayores.
Pero José, que sabe mucho, y que en esa carpeta llevaba el potrero transformado en ciencia y metodología, “se burocratizó”. Como la ropa que viste, se hizo un técnico muy europeo. Que pone a Cambiasso en lugar de Riquelme. Y que ahora, con Cambiasso en su cuerpo técnico, le regala un tiempo y medio a Inglaterra. Sale muy timorato Colombia, con demasiados cuidados, retrasado, con excesiva cautela. Y los británicos, con poco, lo arrinconan. Se acuerda tarde Pekerman, con la entrada de Bacca y Muriel para recuperar frescura y voracidad ofensiva. Le alcanza para el empate agónico. No para desnivelar y evitar los penales. Que otra vez son fatales para José, como en aquella definición de Alemania en la que el que erró el penal fue… Cambiasso.
“Demasiado solo lo dejaron durante todo el Mundial a Falcao, que merecía más compañía”, nos dice “el Patrón” Bermúdez, en una crítica encubierta a Pekerman.
¡Qué buenos que están esos zapatos – zapatillas!. Pero el llanto de nervios en la definición por penales son más del tachero que del DT “burocratizado”. El José de la sabiduría del barrio es el que lo trajo hasta acá. El José de los zapatos europeos es el que toma estas decisiones temerosas. Y vuelve a comprobar que si se equivoca una vez, chau Mundial. Demasiado tarde para lágrimas.
@vitomundial